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Mostrando entradas de julio, 2015

Érase una vez... vuestros bizcochos de zanahoria.

Érase una vez una Cuentista que un día decidió preparar para los habitantes del Reino un bizcocho de zanahoria. La base de la receta se la tomó prestada a Ana Q. Sé que las comparaciones son odiosas... pero lo justo es que podáis ver cómo la hace Ana, os prometo que la base está sacada de una obra de arte. He querido robar la foto y no he podido... Ana... sé buena y envíamela para poder poner aquí tus mariposas y las rosas sobre la crema de mascarpone. Antes de prepararlo en el Reino hizo varias pruebas y con la primera se ganó el corazón de Ana (otra más)... bueno realmente se ganó dos, porque dentro llevaba otro corazoncito latiendo... África dio su beneplácito a la receta y mientras viajaba en la barriga de su mamá se lo pidió varias veces. Del primero no me llegó foto porque desapareció antes de aparecer la cámara, creo que este fue el segundo ¡¡o el tercero!! El tiempo pasó y un buen día Silvia decidió marcarse un "total food" Cuentista... Me

Érase una vez... Grissini

Érase una vez una Cuentista que hizo una promesa... Un buen día preparó un delicioso paté de mar y prometió unos grissini para poder picotear ambas cosas juntas. Y aquí están... vienen sin cuento porque hay veces que las palabras se atascan y no quieren salir. Hay veces que la cabeza anda llena de ogros, brujas, pócimas malignas y no me apetece dejar que entren en nuestro mundo...  Por eso sólo os traigo los palitos, prometo utilizarlos para ahuyentar a los malos y ponerlos contra la pared por portarse tan requetemal.  Echadme una mano, preparadlos vosotros y así me daréis las armas para conseguir alejarlos de nuestro Reino. De la despensa: (Unos 30 palitos) 410 gr. de harina de fuerza. 1 sobre de levadura de panadero. 50 gr. de aceite de oliva virgen. 120 ml. de agua tibia. 90 ml. de leche. 12 gr. de azúcar. 8 gr. de sal. Sal Maldón /pimienta molida / tomillo / pimentón picante... Manos a la obra: Colocar en la bandeja del horno

Érase una vez... La harina.

Nada… ni caso debéis hacerme algunos días. Por algún motivo que no termino de comprender me ha dado por meteros los viernes unos rollos insufribles sobre ingredientes… y hoy os toca la harina. Érase una vez una Cuentista cabezota y terca, un buen día fue a comprar harina y al ver cómo se han ido llenando las estanterías de los supermercados con todo tipo de harinas y mezclas pensó en intentar explicar las diferencias entre unas y otras. La harina es el polvo que se obtiene al moler las semillas de algunas gramíneas como el trigo, el arroz, el maíz… o de algunos tubérculos y legumbres. No me planteo hablar de todas ellas y me voy a centrar en la que más usamos en todas las casas, la de trigo. La harina de trigo está compuesta en su mayor parte por almidón (70%), proteínas (entre un 9% y un 12%), grasas, agua y minerales. La cantidad de proteína es la que hace que una harina se considere de fuerza o no. Palabras mayores, lo sé, me consta. He pronunciado las pa